¿Podemos hablar de manera significativa sobre la pobreza en una economía avanzada como es la alemana? Y de ser así, ¿cómo es su pobreza? ¿O la pobreza es realmente algo que las sociedades dejan atrás una vez que se han “desarrollado”? Los críticos argumentan que la medición oficial de la pobreza en Alemania, que sigue un enfoque de ingreso relativo, no refleja la pobreza real.
Se dice que la pobreza tiene muchas caras, una realidad que se vuelve especialmente obvia cuando se entiende que la pobreza consiste en múltiples carencias. Una persona puede sufrir desnutrición, ser incapaz de leer y vivir en un área rural subtropical sin acceso a agua potable. Otra persona, a pesar de no estar desnutrida, puede que tenga mala salud y que viva una vida de aislamiento social en una zona urbana con una protección insuficiente contra el frío y la lluvia. Las medidas de pobreza multidimensional que pueden detectar múltiples carencias ayudan a descubrir, comprender y, en última instancia, combatir algunas de las muchas manifestaciones de la pobreza.
En un artículo publicado en Empirica, propongo una medida de pobreza multidimensional para una economía avanzada como la de Alemania. Presto especial atención tanto a la integración conceptual en el enfoque de las capacidades como al contexto alemán. La medida propuesta se basa en el método Alkire-Foster y se calcula utilizando el conjunto de datos del Panel Socioeconómico de Alemania (SOEP en alemán) en tres puntos en el tiempo entre 2001 y 2012. Voy a entregar mi principal hallazgo de inmediato: hay pobreza multidimensional en Alemania. El gráfico 1 muestra el número de personas que viven en la pobreza (tasa de recuento de la pobreza) para diferentes umbrales de pobreza, que se expresan como el porcentaje de privaciones de las que debe carecer una persona para que se la identifique como pobre multidimensional (en este caso, los indicadores están descritos en la tabla 1). En 2001/02, por ejemplo, si consideramos como nuestro umbral de pobreza el carecer de al menos un tercio de todos los indicadores (k = 33% en el gráfico 1), identificaríamos como pobre al 10,7% de la población, mientras que los umbrales de pobreza más estrictos de k=38% o k=41% implican tasas de pobreza del 6,6% y 5%, respectivamente.
El presente artículo pretende resaltar los aspectos específicos relacionados con esta propuesta. Desde luego, se pueden encontrar más detalles en el propio artículo.
Las medidas de pobreza no se pueden recopilar en el vacío. Todo lo contrario; siempre se refieren a una sociedad en particular en un momento concreto, buscando reflejar las realidades complejas de las personas pobres en esa sociedad al mismo tiempo que se respetan sus valores. Parte de este contexto es que Alemania es un país rico, que tiene un estado del bienestar más o menos generoso. Y sin embargo, no cuesta demasiado observar personas cuyas vidas se encuentran “maltratadas y limitadas de muchas formas distintas” (Amartya Sen).
Los llamados informes sobre la pobreza y riqueza representan otro elemento importante en ese contexto. Estos informes se han publicado una vez por período legislativo desde finales de la década de los 90 y, entre otras cosas, monitorean y analizan 17 indicadores básicos de la pobreza. Sobre la base de estos informes y de los debates relacionados, la medida que propongo comprende 15 indicadores organizados en seis dimensiones (educación, salud, vivienda, participación social, empleo y carencias materiales). Curiosamente, las dimensiones seleccionadas se asemejan a las que también se han elegido en otras partes del mundo.
El SOEP es un conjunto de datos de panel sobre los hogares, de alta calidad, que se ha utilizado con éxito en numerosos proyectos de investigación. Sin embargo, estos datos están lejos también de ser perfectos: muchas dimensiones del bienestar humano se observan de forma incompleta, irregular o directamente no se observan. Un punto importante es la información sobre los recursos. Debería utilizarse también la información sobre los medios para alcanzar el bienestar en lugar de la información directa sobre las dimensiones del bienestar. Por lo tanto, es igualmente vital para este ejercicio de medición debatir con cuidado qué se supone que deben capturar los indicadores. Por ejemplo, es importante incluir indicadores de carencias materiales y de riqueza, ya que están relacionados con dimensiones que de otra manera se ignoran, como la toma de decisiones razonables y la seguridad económica.
El debate público desempeña un papel importante en las decisiones normativas necesarias para una medida de pobreza en toda regla, incluyendo la selección de las dimensiones y los indicadores, o el establecimiento de umbrales de la pobreza y de las privaciones. Esto es más que un requisito formal. De hecho, el debate más bien polémico, pero no concluyente, sobre la pobreza en Alemania gira, en gran parte, en torno a encontrar el umbral de pobreza “correcto”, mientras se da por hecho el enfoque de ingresos relativos (y otros parámetros como las escalas de equivalencia).
Si bien el 23% es pobre según el IPM o ingreso, o ambos, solo el 5% de la población es identificada como pobre por ambas medidas de pobreza.
En cambio, la estrategia de integrar una medida de pobreza basada en la metodología Alkire-Foster en el enfoque de las capacidades prácticamente invita, de hecho, requiere un debate público sobre lo que realmente constituye la pobreza en primer lugar. Si bien una medida de este tipo puede enmarcar el debate público con una clara distinción entre medios y fines u ofrecer posibles dimensiones de bienestar humano, exponiendo así las decisiones normativas subyacentes, sigue dejando estas decisiones deliberadamente abiertas. Le corresponde pues a un debate público más reflexivo, y sin embargo más centrado, el abordar estas preguntas y hacer una contribución verdaderamente constructiva.
De hecho, Spiegel-online, un importante portal de noticias alemán publicó un galardonado reportaje que planteaba precisamente esta pregunta: ¿Qué significa ser pobre? Los recursos web que lo acompañaban permitieron a los usuarios evaluar su propio estado de pobreza según diferentes medidas de pobreza y de carencias.
Además de la selección de indicadores y el esquema de ponderación, el umbral inter-dimensional de la pobreza es otro parámetro crucial. De hecho, los críticos de las medidas de pobreza y carencias para las economías avanzadas a menudo plantean su preocupación sobre el hecho de que siempre habrá un 10% de la población que tenga, por ejemplo, un nivel de educación relativamente bajo. Esto es, por supuesto, verdad. Sin embargo, las medidas de pobreza multidimensional nos permiten identificar a las personas que se encuentran carentes de múltiples dimensiones simultáneamente. Si este es realmente nuestro objetivo, entonces no estamos realmente preocupados por el bajo nivel de educación per se, sino solo en la medida en que este nivel bajo de educación se combine con, por ejemplo, mala salud, aislamiento social y desempleo. Solo entonces la vida de una persona se encuentra evidentemente maltratada y limitada de muchas formas distintas, que pueden concebirse como una manifestación de pobreza. Por lo tanto, exigir que una persona tenga carencia en más de un indicador para ser considerada pobre es vital para la presente propuesta y, además, nos permite ir más allá de un simple tablero de indicadores.
Un hallazgo importante del estudio es la discrepancia entre los ingresos y las medidas de pobreza multidimensional sobre quiénes son realmente identificados como pobres. Teniendo en cuenta sus respectivas especificaciones paramétricas (umbrales, pesos, etc.), cada medida indica que el 10% al 13% de la población alemana es pobre. Entonces, si bien el 23% es pobre según el IPM o ingreso, o ambos, solo el 5% de la población es identificada como pobre por ambas medidas de pobreza. Los controles de robustez muestran que esta pequeña superposición no solo surge para un conjunto de parámetros específico, sino que es más bien un hallazgo sólido para otras elecciones relevantes del umbral de la pobreza. Para poner este resultado en perspectiva, primero hay que reconocer que Alemania tiene una economía en la que se puede asumir que muchos mercados funcionan, ya que a menudo se considera que las imperfecciones del mercado son responsables de dichos desajustes. Más importante aún, la medida de la pobreza multidimensional ya contiene (i) indicadores de carencias materiales y de riqueza, así como (ii) indicadores de desempleo y empleo precario. Y, a pesar de ello, hay poco consenso sobre quién es pobre.
Sin embargo, tras un examen más minucioso, este resultado es bastante intuitivo, ya que se ha dicho que los ingresos son un mal indicador incluso del bienestar material (por ejemplo, debido a las estrategias de suavizar el consumo y a las fluctuaciones de consumo por cambios en la riqueza). Evidencias posteriores apoyan esta hipótesis. Por ejemplo, de aquellos que tienen ingresos bajos, pero no reportan ninguna carencia material, el 46% dice ser el propietario de su alojamiento, el 72% dice tener automóvil y el 78% dice poseer un patrimonio de 7.000 euros o más. De hecho, su patrimonio neto medio asciende a 66.000 euros. Si bien este análisis sugiere que los informes de pobreza de ingresos contienen un número sustancial de falsos positivos (resultados erróneos), los resultados también indican que una parte sustancial de las personas pobres solo puede identificarse utilizando una medida multidimensional verdadera que vaya más allá del bienestar material.
Una limitación importante de esta propuesta es que se ignoran algunos grupos. Si bien las personas sin hogar no están cubiertas por la encuesta mencionada, los niños se excluyen deliberadamente porque registrar su bienestar de manera precisa requiere de especificaciones diferentes. El bienestar de un niño puede ser diferente del bienestar de un adulto y, además, varía según las etapas de desarrollo. Adicionalmente, todavía falta incluir dimensiones más complejas del bienestar humano, como la agencia o el respeto propio. Abordar estos temas requiere no solo una mayor investigación metodológica y sustantiva, sino también un mayor esfuerzo en la recopilación de los datos.
En resumen, una medida de pobreza multidimensional para Alemania ciertamente invita a tomar una nueva perspectiva sobre la pobreza en las economías avanzadas, que ni un indicador único ni un tablero pueden proporcionar. Además, el desacuerdo sustancial acerca de quién es pobre según las medidas de pobreza monetarias y multidimensionales da razones para esperar implicaciones de políticas públicas bastante dispares. Lo más importante es que solo una medida bien diseñada, que refleje las realidades de las vidas que las personas realmente llevan, puede ayudar a mejorar precisamente estas realidades.
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Este artículo fue publicado en Revista Dimensiones 6 (pdf).
Original en inglés. Nuestros agradecimientos a Helena Martínez (UNV) por la traducción de este artículo.