Kari es una mujer de 45 años que vive en su pueblo natal en Bihar, India. Se casó cuando tenía 13 años, y tiene un hijo y tres hijas. La familia es hindú y pertenece a la casta Musahar. Durante ciertas temporadas, Kari encuentra empleo agrícola relacionado con el ciclo de la cosecha, a menudo caminando 15 kilómetros para trabajar.
Con el tiempo, su mano izquierda se ha paraliza- do parcialmente. Sin embargo, se esfuerza por trabajar tanto como puede. Siembra semillas y ocasionalmente es empleada por los agricultores en el deshierbe, por lo que le pagan 25 INR por día, mucho menos que el salario vigente debido a su discapacidad. Durante la cosecha, ella recolecta los cultivos de arroz y trigo. Al ser estacional, el trabajo de cosecha apenas dura más de cuatro semanas por año. Se le paga en especies y puede quedarse con una novena parte del producto que ayuda a cosechar. En general, Kari trabaja menos de dos meses al año, sin garantía de empleo diario. Su esposo trabaja la mitad del año en Punjab, y sus hijos se han ido de casa. Aunque orgullosa de sus hijos, Kari y su esposo lamentan no poder educar a ninguno de ellos debido a la necesidad de “todas las manos a bordo”.
Kari se despierta a las 5 de la mañana todos los días, se lava al costado del camino, barre la casa y luego recoge leña como combustible para el hogar. Como activista, también es miembro de una federación de cuatro grupos de autoayuda para mujeres. Con más de 100 miembros, son conocidas por involucrar a funcionarios locales y líderes políticos en una variedad de asuntos que afectan a las aldeas. Kari se da cuenta de que está viviendo momentos interesantes. Durante años, mujeres como ella fueron estigmatizadas. Hoy, gracias a una serie de medidas de acción afirmativas tomadas por el gobierno del estado de Bihar, pueden acceder a varios proyectos gubernamentales. Sin embargo, el hogar de Kari sigue siendo pobre según el instrumento “Encuesta por Debajo de la Línea de Pobreza” del gobierno de India y el IPM.
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