En el año 2015 se establecieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible con la consigna central de No dejar a nadie atrás. Desde su creación en 2010, el Índice de Pobreza Multidimensional global, elaborado junto con la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ha hecho un seguimiento de las diversas dimensiones en las que los pobres experimentan privaciones. El índice no deja a nadie atrás al poner de manifiesto la forma en que las personas experimentan la pobreza.
Este año, el informe del Índice de Pobreza Multidimensional global 2021: Desvelar las disparidades de etnia, casta, y género abarca 109 países y 5.900 millones de personas, de las cuales 1.300 millones son multidimensionalmente pobres. El informe de este año cuenta con una mayor cantidad de datos sobre la pobreza multidimensional, los cuales van desagregados por género, etnia, raza, y casta. Se incluyen en el análisis los datos sobre género de 109 países, los datos étnicos de 40 países, y los datos sobre casta de la India. La desagregación por grupos de género, etnia, raza, y casta permite comprender quiénes son pobres multidimensionales, y a qué tipo de privaciones se enfrentan. A menudo, las mujeres, las personas de las castas más bajas, y los grupos étnicos con identidades marginalizadas son objeto de discriminación, lo que aumenta su situación de pobreza. Al mostrar las disparidades en función del género, etnia, raza y casta, el IPM global de 2021 ofrece evidencia que sirve de base para las políticas públicas dirigidas a no dejar a nadie atrás.
El IPM global de 2021 incorpora información desagregada de 108 países sobre el género de la persona jefe/a de hogar de una familia. Además, los datos intrafamiliares sobre los logros alcanzados en materia de educación revelan las privaciones absolutas a las que se enfrentan las mujeres y niñas pobres multidimensionalmente. Dos tercios de los pobres multidimensionales —836 millones de personas— viven en hogares en los que no hay ninguna mujer o niña que haya completado al menos seis años de escolarización. De esos hogares, aproximadamente 16 millones de personas pobres multidimensionales viven en hogares en los que no hay una mujer o una niña. Sin embargo, 622 millones viven en hogares en los que nadie —independientemente de su sexo— ha completado al menos seis años de escolarización. Lo anterior quiere decir que cerca de la mitad de las personas pobres según el IPM que sí viven con una mujer o una niña, se encuentran en hogares con carencias educativas en cuanto a años de escolarización. Las disparidades de género respecto a la educación entre los pobres multidimensionales siguen siendo muy marcadas. Aproximadamente 1 de cada 6 pobres multidimensionales —unos 215 millones— vive en hogares donde un hombre o un niño tiene al menos seis años de escolarización, pero donde ninguna mujer o niña de su hogar los tiene.
Por otra parte, desde que se produjo la pandemia del COVID-19, la reducción de las actividades de educación formal ha sido mayor en los países con valores elevados del IPM. Aunque todavía no se dispone de datos que revelen el impacto total de la pandemia de COVID-19, es evidente que hay repercusiones en la educación, la protección social y el empleo. Los hogares con valores elevados del IPM tenían menos probabilidades de contar con protección social de emergencia.
El IPM global de 2021 incorpora información desagregada de 108 países sobre el género de la persona jefe/a de hogar de una familia.
El objetivo de no dejar a nadie atrás se amplía a combatir la pobreza y la desigualdad por razones étnicas, raciales, y de casta. El informe de 2021 incluye datos relativos a la etnia, raza o casta de 41 países. 690 millones de personas, es decir, el 28,2% de los habitantes de esos 41 países, son pobres multidimensionales. Las diferencias en pobreza multidimensional entre los grupos étnicos más pobres y los menos pobres en los mismos países muestran grandes disparidades. En Cuba, Kazajstán, y Trinidad y Tobago la diferencia es inferior al 1%, mientras que en Nigeria y Gabón la diferencia entre los grupos más y menos pobres es superior al 70%. Las marcadas diferencias en el IPM a lo largo de las líneas étnicas implican un acceso desigual a los servicios básicos necesarios para evitar la pobreza de los diferentes grupos étnicos.
A pesar de que el valor del IPM de algunos grupos étnicos es similar, puede que la composición de la pobreza varíe. En Gambia, por ejemplo, los dos grupos étnicos más pobres, los Wólof y los Sarahule, tienen un IPM del 0,297% y del 0,296%, respectivamente. La incidencia de la pobreza para los Sarahule es del 60%, y del 53,9% para los Wólof, mientras que la intensidad de la pobreza para los Wólof es del 55,2%, frente al 49,4% de los Sarahule. Por otro lado, hay sobrerrepresentación de algunos grupos étnicos y de casta entre los pobres multidimensionales. Así, en el Estado Plurinacional de Bolivia, si bien el 44% de la población es indígena, el 75% de los pobres multidimensionales son también indígenas. Igualmente, en India, el 9,4% de la población pertenece a la Tribu Registrada, la casta más pobre del país, y 65 millones de los 129 millones de pobres multidimensionales de la India son miembros de la Tribu Registrada.
A pesar de los retrocesos, se habían registrado notables reducciones de la pobreza multidimensional hasta antes de la aparición del COVID-19. Ochenta países que representan a 5.000 millones de personas disponían de datos sobre la pobreza multidimensional en tres períodos. Setenta países redujeron la pobreza multidimensional en al menos un período. En particular, las regiones más pobres experimentaron la reducción más rápida del IPM, como se observa en el centro-norte de Liberia (2013-2019/2020), y en la Provincia 2 de Nepal (2016-2019).
Las disparidades van más allá del género y la etnia, pues también incluyen la edad. En este sentido, de los 1.300 millones de personas identificadas como pobres multidimensionales, 644 millones son menores de 18 años. Esto significa que aproximadamente la mitad de todas las personas pobres multidimensionales son niños. Para cumplir con las prioridades de las políticas de la Agenda 2030 es imperativo que nadie se quede atrás en la lucha contra la pobreza debido a su edad, género, raza, casta o etnia. Esto es más importante que nunca con el desafío de COVID-19. Las prioridades de las políticas públicas deben incluir, entre otras, las siguientes acciones:
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