James Foster es cocreador de la medida Foster-Greer-Thorbacke, una de las metodologías más utilizadas para la estimación de la pobreza monetaria. También es el cocreador de la metodología Alkire-Foster, un método para medir la pobreza multidimensional que ha sido adoptado por las Naciones Unidas, así como por varios países en distintas regiones del mundo.
¿Cómo se involucró en la medición multidimensional de la pobreza?
Mi interés en medir la pobreza multidimensional se remonta al trabajo en pobreza crónica o la pobreza por ingresos experimentada durante muchos períodos de tiempo. Mi enfoque comenzó contando el número de períodos en que una persona es pobre: si el número es lo suficientemente alto, entonces se considera que la persona es crónicamente pobre.
Presenté un artículo en Manchester y Sabina Alkire, quién estaba en la audiencia, me dijo después: “Sabes, esto es relevante para la pobreza multidimensional”. Hasta entonces, no me había percatado de esta conexión, y, de hecho, le respondí “No lo creo”. Pero ella fue bastante insistente y me invitó a ir a Oxford a discutirlo. Esto lo hice en diciembre de 2006, y después de aproximadamente cinco horas, ella me había convencido de que era muy aplicable. De hecho, se convirtió en el centro de nuestro nuevo enfoque multidimensional (por ejemplo, si alguien está privado en suficientes dimensiones, se le considera pobre, de forma similar a como había identificado a los pobres crónicos).
Nunca había hecho la conexión ni había invertido tiempo en considerar la pobreza multidimensional, ya que pensé que sería difícil unir todas las dimensiones. Resultó que el método de conteo en el espacio de las privaciones proporcionaba la clave. Solo hacía falta la guía de alguien que hubiese pensado mucho sobre pobreza multidimensional -Sabina Alkire-, para que esto se materializara.
La aceptación de la medición multidimensional de la pobreza ha tomado diferentes caminos, con países adoptando estas medidas mientras todavía había un fuerte debate al respecto dentro de la academia y algunas organizaciones internacionales. ¿Por qué cree que sucedió esto?
Los académicos y otros que se ocupan de la medición de la pobreza, utilizando, digamos, un enfoque basado en los ingresos tienen un énfasis: ¿Cuán defendibles son sus opciones de medición dentro del contexto de la literatura más amplia? Su noción de lo que es defendible incluye lo que se puede justificar “científicamente” u “objetivamente”. La medición de la pobreza multidimensional no está bien preparada para este tipo de discusión académica abstracta debido que a su enfoque normativo va más allá de consideraciones puramente científicas y objetivas.
Tratamos de ser explícitos sobre cómo el contexto normativo interviene en la elección de las dimensiones, en las líneas de corte (o umbrales), en los valores que se le da a cada privación en las dimensiones, y en el umbral final de pobreza (que es similar a una línea de pobreza monetaria). Estos aspectos normativos pueden ser considerados problemáticos por aquellos que desean una justificación científica para completar los detalles esenciales.
Sin embargo, el objetivo de la metodología [el método Alkire-Foster] es traducir los valores subyacentes de un grupo de personas, como un país, en una herramienta de medición que permita monitorear su propio nivel de pobreza, y a la larga, reducir la pobreza como ellos la han definido. Por lo tanto, la adaptación para aplicaciones específicas en los países es extremadamente buena. Tienes la posibilidad de que un comité se reúna dentro de un país y trabaje diligentemente para combinar el mejor trabajo académico y las mejores nociones sobre lo que valoran las personas en el país, cuáles son los problemas de política pública más importantes, cuánto de un logro se necesita para que alguien ya no sea visto como pobre, etcétera.
Estos son asuntos locales que un país (o tal vez una ciudad o región) debe determinar, por lo que fue natural que la gente viera casi de inmediato que esta herramienta podría usarse eficazmente a nivel de país. Ellos comprendieron su potencial para definir un plan de desarrollo completo alrededor de una sola medida, que permite monitorear simultáneamente el progreso de las personas pobres en todas las dimensiones. El enfoque es hecho a la medida según sus necesidades en las políticas públicas y su focalización. Los países reconocieron esto rápidamente. Sin embargo, obviamente también contribuyó que OPHI fuera tan activo en involucrar a los países que sentían curiosidad acerca de la pobreza multidimensional.
Sin embargo, el objetivo de la metodología [el método Alkire-Foster] es traducir los valores subyacentes de un grupo de personas, como un país, en una herramienta de medición que permita monitorear su propio nivel de pobreza, y a la larga, reducir la pobreza como ellos la han definido.
Creo que esa es la explicación: por un lado, los académicos y las personas que analizan la pobreza mundial esperan completar los detalles de una manera que sea vista académicamente sólida y con bases científicas, a diferencia de los países que están preocupados de que su medida refleje los valores subyacentes dentro del país, que es de lo que debería tratarse la medición de la pobreza a nivel nacional.
¿Cuál cree que es el futuro para la medición de la pobreza multidimensional? ¿Se convertirá en un enfoque más popular que los enfoques basados en el ingreso? ¿Coexistirá con la medición de la pobreza de ingresos?
La medición de la pobreza multidimensional ha seguido un camino interesante. Primero tienes un gran ejemplo en México, que combina ingresos con otras dimensiones para obtener un índice de pobreza multidimensional general. Si miras el IPM global de OPHI, en todos los países se miden las privaciones directamente con indicadores de salud, educación y condiciones de vida. Luego tienes una gran variedad de índices nacionales (como en Colombia o Chile) que se ubican totalmente fuera del enfoque de la pobreza por ingresos, lo que inicialmente me sorprendió que sucediera.
Sin embargo, no es un desarrollo inesperado porque las personas se sienten cómodas observando la pobreza basada en los ingresos y también se sienten cómodas viendo la pobreza multidimensional como una idea aparte del ingreso. Teóricamente, podría ocurrir una unión natural de los dos, ya sea fusionando los dos enfoques (una persona es pobre si es pobre por ingresos o si es pobre multidimensionalmente) o cruzando los dos, dando lugar a algo como lo que tenemos en México (una persona es pobre si es pobre por ingresos y multidimensionalmente pobre). Sin embargo, actualmente se mantienen separados debido a una buena razón: la falta de datos.
Desde el lado de la academia o de las organizaciones internacionales, esperaría que el interés en la esfera multidimensional creara preguntas teóricas en la misma línea que hemos visto en los enfoques basados en los ingresos. Por ejemplo, si tiene un país con una medida de pobreza multidimensional, ¿cómo puede reducir la pobreza de manera más eficiente? O, dicho de otro modo, supongamos que tiene ciertas herramientas y un cierto presupuesto: ¿cómo puede maximizar la disminución de la pobreza? Este tipo de ejercicio para optimizar las políticas públicas es algo que espero ver más a menudo a medida que la academia y las organizaciones internacionales estudien este tema más a fondo.
Creo que las personas están empezando a ver que la pobreza multidimensional se puede analizar de forma útil en muchas de las maneras en que se analiza la pobreza por ingresos, aunque los resultados pueden verse afectados por la presencia de múltiples dimensiones.
Publicado en: Edición especial de Dimensiones – Junio 2018