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Un IPM infantil para diseñar e implementar mejores políticas públicas en Panamá

15 agosto, 2019
pxhere.com/photo/1261142/Creative Commons CC0 Public Domain

En septiembre de 2018, Panamá lanzó el Índice de Pobreza Multidimensional de niños, niñas y adolescentes para complementar el IPM nacional lanzado el año anterior, convirtiéndose en el primer IPM oficial para este grupo etario en América Latina. Conversamos acerca de este índice con Michelle Muschett, exministra de Desarrollo Social de ese país.

Considerando que Panamá ya tenía un Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) nacional, ¿por qué se decidió crear uno especial para medir la pobreza en niños, niñas y adolescentes (IPM NNA)?

Al analizar los resultados del primer cálculo del IPM nacional de Panamá, se observaba que el 48% de las personas viviendo en condiciones de pobreza multidimensional eran menores de 18 años. Partiendo de la premisa de que los niños, niñas y adolescentes (NNA) tienen necesidades distintas y que las privaciones que los afectan tienen consecuencias más profundas y duraderas que en los adultos, y la urgencia con la que estas deben ser atendidas, el Gobierno de Panamá consideró necesario desarrollar una versión del IPM enfocada en este grupo, siendo el más vulnerable del país, con el objetivo de propiciar un mejor diseño e implementación de políticas dirigidas a garantizar su bienestar y desarrollo pleno.

¿Cómo fue la discusión a nivel técnico y político? ¿Qué dificultades tuvieron para implementar el IPM-NNA?

El Gabinete Social, ente asesor del Consejo de Gabinete, jugó un rol indispensable en el desarrollo de la herramienta, sirviendo de espacio de articulación de la política social con una visión integral para impulsar el desarrollo sostenible e inclusivo.

En este espacio, ministras y ministros sostuvieron discusiones integrales sobre las decisiones políticas y de país necesarias para avanzar en la construcción de la herramienta, nutridas e ilustradas por el esfuerzo de un equipo técnico integrado por el Ministerio de Desarrollo Social, el Ministerio de Economía y Finanzas, y el Instituto Nacional de Estadística y Censo.

Las discusiones más intensas giraron en torno a la captación de información relacionada a los indicadores de nutrición y a la estructura final de las dimensiones y los indicadores. Luego de consultas y recomendaciones de nuestro equipo técnico y de expertos en infancia, logramos llegar a un consenso en una estructura alineada a la visión de derechos y en las acciones a tomar para capturar los datos necesarios para calcular los indicadores de nutrición y seguridad alimentaria en la próxima medición.

Un desafío importante fue la construcción de indicadores considerando las diferencias entre grupos etarios dentro de la niñez, los cuales varían dependiendo del indicador que se está midiendo debido a las particularidades que presentan estos grupos en las distintas etapas del ciclo de vida.

La evidencia indica que la inversión en la infancia representa un ahorro sustantivo para los Estados, disminuyendo la necesidad de futuras inversiones en salud, educación y asistencia social.

¿Cuáles fueron sus principales hallazgos?

El IPM NNA tiene mayor incidencia que el IPM nacional, con un 32,8% y un 19%, respectivamente. De igual manera, el IPM NNA presenta mayor intensidad que el IPM nacional, lo que quiere decir que los niños, niñas y adolescentes que son pobres multidimensionales sufren de más privaciones de manera simultánea.

Las dimensiones que más impactan la pobreza multidimensional en NNA en Panamá son la de acceso a educación e información (21,4%) y la de vivienda y entorno (20,6%). A su vez, los indicadores que más inciden en la pobreza en este grupo son el cuido, las actividades infantiles y la recreación, seguido por el hacinamiento, y la educación y estimulación temprana.

Michelle Muschett

¿Cuál es el uso que tendrá este indicador en políticas públicas?

Una herramienta como el IPM NNA será esencial para el diseño y la formulación de políticas públicas, ya que permite identificar las áreas en las que este grupo tiene mayor necesidad, de manera que podamos abordar estas con un mayor entendimiento de las causas de las problemáticas, focalizando nuestros esfuerzos a los territorios y subgrupos dentro de la población menor de 18 años.

En adición a las prioridades que establezca cada administración gubernamental respecto a los resultados del IPM NNA, se establecerá una Mesa de políticas sobre niños, niñas y adolescentes, con la participación de los distintos sectores de la sociedad y radicada en una universidad, a fin de profundizar en el análisis de la información y la formulación de recomendaciones de política pública.

¿Qué recomendaciones le daría a otros países que tienen como objetivo eliminar la pobreza infantil?

Primeramente, que esta debe ser indiscutiblemente una prioridad fundamental en todos los países. Las políticas dirigidas a erradicar la pobreza infantil deben tener un fuerte enfoque en la primera infancia, sin dejar atrás a la población adolescente. A su vez, es indispensable que se trabaje de manera articulada con los distintos sectores de la sociedad para abordar de manera integral las necesidades prioritarias de este segmento poblacional.

La evidencia indica que la inversión en la infancia representa un ahorro sustantivo para los Estados, disminuyendo la necesidad de futuras inversiones en salud, educación y asistencia social. Adicionalmente, el retorno de inversiones en la infancia se refleja como catalizador del desarrollo económico y social, al facilitar la formación de capital humano productivo, y a su vez la terminación de ciclos de pobreza. Por ende, las acciones que tomemos – o no – hoy, con respecto a la infancia y la adolescencia, serán decisivas en nuestra capacidad de cumplir con el compromiso que adquirimos con la Agenda 2030.

 

 

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