Compilado y organizado por Felipe Roa-Clavijo
«Tenemos desafíos muy importantes asociados con la incertidumbre, pero en esa incertidumbre, queríamos aprovechar el trabajo que Colombia ha llevado a cabo desde 2010 con la elaboración del IPM».
Estas son las palabras de Juan Daniel Oviedo, Jefe de la Oficina Nacional de Estadística de Colombia (DANE). Hace solo dos años, en 2018, el DANE llevó a cabo el Censo Nacional de Población y Vivienda, que estimó las cinco dimensiones y los 15 indicadores del IPM de Colombia. Este análisis ahora se verifica de forma cruzada y se utiliza como una herramienta crítica para elaborar y enfocar la respuesta del gobierno al COVID-19. En un país donde el trabajo informal representa el 45% de la población en áreas urbanas y más del 60% en áreas rurales, existe una necesidad apremiante de apuntar a aquellos que más lo necesitan en medio de la pandemia.
Dentro del marco institucional y legislativo del Decreto de Emergencia Económica, Social y Ecológica emitido en marzo de 2020, hemos utilizado los indicadores del Índice de Pobreza Multidimensional para dirigir los recursos. Específicamente, en aquellos hogares y familias que no fueron beneficiarios de los programas de transferencias monetarias condicionadas como Familias en Acción o Juventud en Acción.
El Censo de población y vivienda de 2018 nos permitió tener información sobre 14 de los 15 indicadores que conforman el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) de Colombia. Esto nos permitió complementar la información del censo con registros administrativos para poder verificar los indicadores y calcular a nivel de bloque un conjunto de privaciones junto con niveles de pobreza multidimensional.
Este instrumento es una herramienta de focalización muy importante que el gobierno está utilizando para desarrollar estrategias complementarias no condicionadas como el ingreso solidario. En otras palabras, gracias a estas herramientas estadísticas, se están desarrollando transferencias monetarias complementarias para aquellas poblaciones que dependen del empleo informal.
Gracias al uso de la georreferenciación del IPM, el gobierno tiene la oportunidad de identificar qué hogares están privados de salud, educación y trabajo informal. Por lo tanto, el gobierno puede centrarse en políticas públicas relevantes. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) junto con el Departamento Nacional de Planificación, ha proporcionado información del censo, encuestas económicas y sociales, y registros administrativos al gobierno nacional y a las autoridades municipales y departamentales para lograr una focalización efectiva.
Por ejemplo, en Bogotá, hemos visualizado la pobreza multidimensional a nivel de bloque para toda la capital. Las diferentes intensidades de color nos permiten determinar qué bloques tienen una mayor prevalencia de pobreza multidimensional. Esta herramienta ha sido esencial para establecer todos los programas de mitigación localizados en las zonas de la ciudad que más lo necesitan.
IPM en Bogotá. Los colores mas oscuros indican una más alta incidencia en pobreza multidimensional.
Fuente: http://geoportal.dane.gov.co/visipm/
Al chequear la información del censo con los registros administrativos, estamos vinculando la pobreza multidimensional con los registros de salud para establecer dónde y en qué bloques tenemos hogares con una mayor situación de vulnerabilidad. Esto se define en términos del riesgo de las personas que viven en cada bloque del virus debido a la existencia de hogares intergeneracionales, morbilidades previas y hacinamiento crítico. Esta información altamente sensible es extremadamente útil para los alcaldes para apuntar a programas de salud pública.
Utilizando la distribución de la pobreza multidimensional, podemos ver directamente cómo se manifiesta en los niveles de vulnerabilidad al virus. Vincular el IPM a las morbilidades anteriores, a las que se accede a través de los registros de salud, genera información que ha sido extremadamente útil y que existe para todos los municipios del país.
Otro ejemplo es en el pequeño municipio de Aquitania en el departamento de Boyacá. Primero, podemos establecer rápidamente cómo se distribuye la pobreza multidimensional a nivel de bloque en diferentes municipios. A través de esto, podemos evaluar las intensidades relativas del IPM y cómo esta pobreza multidimensional se asocia o no con los riesgos del virus de acuerdo con los diferentes tipos de hogares que estábamos analizando.
Mapa con dos capas: IPM y nivel de vulnerabilidad. El color más oscuro indica una más alta incidencia.
Fuente: http://visor01.dane.gov.co/visor-vulnerabilidad/
La información fácilmente disponible del IPM y los registros de salud ha permitido al gobierno implementar una estrategia de reembolso del IVA para los hogares en situación de pobreza y vulnerabilidad. En menos de dos semanas, entre marzo y abril, se han identificado familias vulnerables gracias al uso de esta información. Además, pudimos integrar toda la información del Censo de Población y Vivienda de 2018 con los registros administrativos de morbilidad para establecer factores de morbilidad previos junto con modelos epidemiológicos.
La intervención incluyó:
El IPM de Colombia nos permite identificar algunos de los factores preexistentes que aumentan la vulnerabilidad de los hogares que enfrentan el Covid-19. Además, podemos identificar otras características de los hogares vulnerables, como las condiciones críticas de hacinamiento o la prevalencia de los hogares intergeneracionales. Esta información permite a cada alcalde de Colombia establecer a nivel de la ciudad qué áreas necesitan campañas complementarias para crear conciencia sobre las prácticas sanitarias recomendadas y las medidas preventivas en los hogares.
Colombia está aprovechando la oportunidad de utilizar el IPM como herramienta de focalización, especialmente para las familias que no se benefician de las transferencias monetarias condicionadas. Esto ha permitido que el gobierno reaccione rápidamente con todos los programas complementarios de asistencia social en solo dos semanas. Además, con todos los registros administrativos, ha permitido que la información del IPM, aumentada por la información de morbilidad, sea útil para establecer patrones de contagio y su desagregación a nivel urbano en 1.122 municipios del país.
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