Los indicadores ambientales no son solo un componente, sino un factor crucial en la medición del desarrollo humano. Revelan las carencias que pueden surgir de la falta de acceso a recursos ambientales básicos, como el aire limpio y los alimentos, o como efecto de eventos climáticos extremos. Estas carencias están intrínsecamente vinculadas con otras dimensiones de la pobreza, como el ingreso, la salud, la educación y el nivel de vida, dando cuenta de su importancia en la medición de la pobreza.
La relevancia de las carencias ambientales a nivel global queda en evidencia en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Estos reconocen la interconexión entre sostenibilidad ambiental, desarrollo económico y bienestar social. Los indicadores ambientales se utilizan para monitorear el progreso hacia metas específicas de los ODS en trece de los diecisiete objetivos.
Para que los indicadores ambientales provean a los responsables de políticas de un lenguaje común para el monitoreo y el diseño de intervenciones, las carencias ambientales deben ser medibles, relevantes y accionables. Por lo tanto, integrar indicadores ambientales en la medición de la pobreza no es solo un ejercicio técnico sino una herramienta poderosa para los tomadores de decisión, pues los ayuda a tomar decisiones informadas y a emprender las medidas que sean necesarias para acelerar el progreso hacia la erradicación de la pobreza en todas sus formas.
Considerando la importancia de los indicadores ambientales para la medición del desarrollo humano, se esperaría que las privaciones ambientales estuvieran presentes en la medición de la pobreza multidimensional en todo el mundo. Éstas quedan de hecho reflejadas en los indicadores que remiten a privaciones ambientales dentro del hogar, como el agua potable y el combustible para cocinar. Los índices de pobreza multidimensional a nivel nacional, regional y global incluyen formas estandarizadas para la medición de estos indicadores. Sin embargo, las privaciones ambientales fuera del hogar a las que están expuestos los individuos o los hogares, son menos comunes, dando cuenta de una brecha en nuestra comprensión de estos fenómenos. Solo seis de los primeros 42 países que cuentan con estadísticas oficiales de IPM nacional y un IPM interregional (el IPM rural de la FAO), tienen un indicador de privaciones ambientales fuera del hogar.
Los cuatro indicadores ambientales que reflejan las privaciones enfrentadas fuera del hogar incluyen: proximidad a áreas verdes, proximidad a zonas de alto riesgo de desastres, proximidad a fuentes de contaminación, y desastres naturales.
La figura revela que no existe una forma estandarizada de medir las privaciones ambientales. Esto, porque la evaluación de las privaciones ambientales es específica a cada contexto, un proceso moldeado por la manera cómo los individuos y los hogares interactúan con el medio ambiente. En consecuencia, es importante identificar indicadores ambientales relevantes que, combinados con las dimensiones de pobreza existentes, proporcionen una imagen más completa de las privaciones conjuntas que enfrentan aquellos que viven en la pobreza.
Existe una creciente necesidad de integrar los indicadores ambientales en la medición de la pobreza para entregar un panorama más completo de ésta y sus causas a nivel nacional, regional y global. Sin embargo, se requieren dos vertientes distintas de investigación adicional para integrar estos indicadores de manera efectiva.
Primero, se necesita construir un consenso sobre qué privaciones ambientales podrían ser universalmente aplicables. Por ejemplo, los indicadores que miden la calidad del entorno, como la exposición a fuentes de contaminación y la proximidad a zonas de alto riesgo de desastres ambientales, solo reflejan la realidad de contextos específicos.
Una propuesta con miras a superar las limitaciones de los indicadores ambientales existentes sería medir el grado de preparación de un individuo o un hogar ante eventos naturales extremos. Este indicador tendría una relevancia de política pública significativa en los países que buscan implementar medidas para fomentar la resiliencia al cambio climático. Sin embargo, se necesita más investigación y consultas con distintos actores, para definir umbrales de privación que resulten relevantes en múltiples contextos.
En segundo lugar, es crucial continuar investigando la aplicación de conjuntos emergentes de datos geoespaciales para calcular indicadores ambientales a nivel individual o de hogar que puedan ser utilizados para calcular un Índice de Pobreza Multidimensional. Para ser adecuados para un Índice de Pobreza Multidimensional, estos datos deben medir con precisión los logros de un individuo o un hogar dentro del mismo período de referencia que los otros indicadores que constituyen el índice.
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