Los gobiernos y la comunidad dedicada al desarrollo intentan dar una respuesta a la amenaza que representa la evolución de la pandemia de COVID-19. Es probable que el impacto en los niveles de pobreza multidimensional en todo el mundo sea grave donde los más pobres serán los más afectados, quienes en general carecen de acceso a los servicios básicos de higiene, instalaciones médicas y tratamientos, o viven en condiciones de hacinamiento.
La República de Angola es un país en la costa oeste de África, con una población de aproximadamente 31 millones de habitantes (2020). Según el Índice de Pobreza Multidimensional Global de 2019, el 51% de la población vive en pobreza multidimensional.
La experiencia de medición de la pobreza multidimensional entre la población indígena en México parte de dos preocupaciones. La primera, es una preocupación general por la pobreza. Se constata que la prevalencia de la pobreza –y en particular de la pobreza extrema– entre la población indígena es sistemáticamente mayor a la del resto de la población, que abarca aspectos mucho más amplios que el ingreso y que se configura como una acumulación de desventajas que atenta contra el principio de la igualdad de derechos.
¿Qué tienen en común una sobreviviente de la guerra de independencia de Bangladesh, un enfermo de lepra, y un desmovilizado de las FARC? La respuesta es que, en las tres historias publicadas en el diario El País que veremos a continuación, el estigma y la discriminación, aspectos relacionados a los estados afectivos de la vergüenza y la humillación, han jugado un papel central en la situación de pobreza de estas personas.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) de Colombia lanzó la Medida de Pobreza Multidimensional Municipal de Fuente Censal. Esta medición está conformada por cinco dimensiones: condiciones educativas del hogar, condiciones de la niñez y la juventud, salud, trabajo y condiciones de la vivienda y acceso a servicios públicos domiciliarios.