Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) llaman a la comunidad global a “terminar con la pobreza en todas sus formas y dimensiones, en todas partes” (Objetivo 1), y especifican una meta clara: “antes de 2030, se busca reducir por lo menos a la mitad el número de hombres, mujeres y de niños de todas las edades que vivan en pobreza, en cualquiera de sus dimensiones, según las definiciones nacionales” (Meta 1.2). Incluso antes de la formulación de los ODS, pero igualmente alineados con ellos, un número creciente de gobiernos comenzaron a utilizar Índices de Pobreza Multidimensional nacionales (IPM nacionales) para medir las diversas privaciones superpuestas que afectaban a la gente en distintos países.
Las personas en situación de pobreza en todo el mundo ha mencionado privaciones similares al describir las carencias que experimentan, pero las diversas caras de la pobreza pueden ser aún más profundas, u observarse con menos frecuencia, en diversas sociedades. Por esta razón, los IPM nacionales deben considerar las privaciones principales, los propósitos de las mediciones, y las definiciones de la pobreza específicamente por país, lo cual permite obtener una imagen con mayor detalle, y tener herramientas de gran alcance para medir, analizar y aliviar la pobreza multidimensional
Cada IPM nacional toma un conjunto único de indicadores, que agrupa las diversas dimensiones de la pobreza que constituyen la medición respectiva. ¿Cuáles son las dimensiones de la pobreza que los gobiernos están utilizando para medir la pobreza multidimensional, y cuáles son los indicadores que más se usan para conocer las carencias que se superponen en el mundo?
Las dos tablas de este artículo contestan estas preguntas, dando un panorama de las dimensiones e indicadores que se han utilizado en algunos de los IPM nacionales oficiales hasta la fecha. Puesto que las dimensiones son a menudo similares, pero se superponen solo parcialmente, y debido a que algunos indicadores aparecen en diferentes dimensiones en varios países, ambas tablas también contienen grupos adicionales y conjuntos temáticos que buscan facilitar la lectura rápida de datos.
Los párrafos siguientes resumen la información sobre las dimensiones y los indicadores que más se usan en algunos de los IPM nacionales.
Tal como lo presenta la Tabla 1, hay un claro consenso entre los IPM nacionales existentes y el IPM global respecto de la importancia de incluir las dimensiones de la salud, la educación, y el estándar de vida. De hecho, no existen IPM nacionales que no tengan dimensiones que se centren en esas tres áreas, lo que subraya su importancia en las evaluaciones de la calidad de vida que las personas tienen, no importa dónde.
Aparte de estas tres dimensiones principales, la mayoría de los IPM nacionales consideran al menos una dimensión relativa al empleo y la protección social, captando de este modo importantes carencias en trabajo (decente) y redes de seguridad social públicas.
Por otro lado, los IPM nacionales también toman en cuenta dimensiones como la calidad del medioambiente, los impactos en los medios de subsistencia, o la cohesión social.
Para conocer las carencias en educación, la mayoría de los IPM nacionales consideran la asistencia a la escuela, y por lo menos un indicador acerca de logro educativo, como por ejemplo, los años de enseñanza de los miembros adultos de una familia; o los resultados de aprendizaje, como saber leer y escribir. Otros indicadores que se usan con frecuencia son el rezago educativo y el cuidado en la primera infancia, el cual es un indicador importante del desarrollo cognitivo, que afecta a los niños durante el resto de sus vidas.
Todos los IPM nacionales incluyen la carencia de una fuente mejorada de agua potable, y todos, salvo tres de ellos, han incluido la privación de acceso a saneamiento mejorado. Puesto que esas son características significativas de viviendas adecuadas y de servicios públicos básicos, se incluyen a menudo en las dimensiones relacionadas con los estándares de vida. Sin embargo, porque también ofrecen información valiosa sobre los riesgos de salud asociados, como los causados por agua contaminada o por la falta de saneamiento adecuado, en algunos países dichos indicadores se incluyen en las dimensiones de la salud.
Aparte del agua y el saneamiento, dos de los indicadores de salud más frecuentemente usados son la nutrición y la seguridad alimentaria. Otros indicadores comunes de la salud son el acceso a servicios de salud, como la distancia que hay a un establecimiento hospitalario; seguro médico; y mortalidad infantil.
Todos los IPM nacionales consideran por lo menos uno, aunque es más común que sean dos o tres indicadores acerca de materiales de las viviendas: material del piso, material del techo, y material de las paredes (exteriores). Otros indicadores relativos a vivienda e infraestructura que se utilizan con frecuencia incluyen electricidad; hacinamiento; combustible para cocinar; activos; tierra y/o ganado; y, eliminación de residuos. El combustible para cocinar es también un importante indicador relativo a la salud, puesto que el uso de carbón, estiércol, o combustibles con plomo en el interior de los hogares se asocia a gran parte de las enfermedades a nivel mundial.
La mayoría de los IPM nacionales considera al menos un indicador relativo al empleo, como desempleo, trabajo informal y/o trabajo precario, por ejemplo, pago insuficiente o subempleo y/o empleo insuficiente. Muchos IPM nacionales también registran el trabajo infantil. Junto con indicadores relacionados con el trabajo, varios IPM nacionales contienen indicadores ligados a la protección social, tales como transferencias sociales, pensiones u otras formas de seguridad social.
Adicionalmente, varios IPM nacionales llevan indicadores sobre condiciones medioambientales, y otros íntimamente relacionados a estas, como los de seguridad personal – que van desde la exposición a peligros y la proximidad a áreas contaminadas, pasando por la seguridad física y la delincuencia en sus vecindarios, hasta la seguridad personal frente a diversas formas de violencia, o una combinación de todos esos factores.
Tabla 2. Indicadores más usados en algunos de los IPM nacionales (hacer clic en la tabla)
Al considerar las dimensiones y los indicadores que se usan en los IPM nacionales, es necesario tener presente algunos aspectos de procedimientos y de contexto. Quizás lo más importante de observar es que, si la medición no incluye una dimensión en particular o algún indicador, no necesariamente significa que se lo considere menos transcendente, o que no importe, para la medición de la pobreza multidimensional per se.
Para que sean informativos y significativos para las políticas públicas, los IPM nacionales tienen que darle prioridad e integrar los indicadores que capten el grupo de carencias más importante que afectan a la gente de un país determinado. Pero las definiciones de la pobreza multidimensional, y la selección de los indicadores más importantes también dependerán, en gran medida, del propósito de una medición en particular, y del proceso por el cual se eligieron.
Dado que los propósitos específicos de la medición difieren entre países, los indicadores serán más o menos atractivos para cada país. Por ejemplo, si se propuso un IPM nacional, más allá de medir la pobreza multidimensional, para servir como herramienta para las políticas públicas, dará prioridad, y, por lo tanto, a menudo limitará la inclusión de indicadores a aquellos que sean más sensibles a las intervenciones de las políticas públicas.
Asimismo, la ausencia de indicadores monetarios en la mayoría de los IPM nacionales no significa que se deba pasar por alto la importancia de tener un suficiente poder adquisitivo. Sin embargo, un objetivo fundamental de muchos IPM nacionales es complementar las medidas monetarias nacionales sobre la pobreza (ingreso, gasto, consumo), y esta tarea se puede tornar innecesariamente más complicada al incorporar la privación monetaria en un IPM nacional.
La estructura de cualquier IPM nacional también dependerá del concepto de pobreza sobre el cual se está desarrollando, y del proceso con el cual se está diseñando la medición. Un proceso participativo que pretenda legitimar una medición mediante la presencia de varios actores, representantes, y expertos, incluyendo las voces “de los pobres”, puede tomar una forma distinta a la de una medición basada en un plan de desarrollo nacional o en garantías consagradas en una Constitución.
Los procesos de construcción de un IPM nacional pueden empezar con conceptos únicos de pobreza, los que quizás consideren grupos similares, aunque sí distintos, de dimensiones y de indicadores en los países. Como lo sugiere el texto del Objetivo 1.2 de los ODS, las mediciones de la pobreza multidimensional facilitan la agenda para terminar con la pobreza en todas sus formas y dimensiones, y según las definiciones nacionales. En vez de incluir los indicadores que se centran exclusivamente en subgrupos particulares de la población, por ejemplo, las mujeres o las personas con capacidades diferentes, comúnmente, los IPM nacionales son desagregados para analizar los resultados del IPM por subgrupos, haciendo visible así a los que pudieran ser particularmente perjudicados dentro de una región subnacional o en un país entero.
La estructura de cualquier Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) nacional también dependerá del concepto de pobreza sobre el cual se está desarrollando, y del proceso con el cual se está diseñando la medición.
Sin embargo, quizás la razón más frecuente de la no-inclusión de las dimensiones y de los indicadores a primera vista deseables, sea la falta de datos de buena calidad. Una medida puede solamente ser tan buena como su indicador más débil. Así, es recomendable centrarse en esos indicadores de calidad que estén actualmente disponibles, con la perspectiva de poner al día un IPM nacional después, cuando nuevos y mejores datos lleguen a estar disponibles.
El hecho de que las dimensiones y los indicadores relacionados con el ambiente natural, la exclusión social, o la participación, por ejemplo, no aparezcan con frecuencia en los IPM nacionales, no es necesariamente una señal de su menor importancia. También tiene relación con la dificultad de encontrar indicadores de buena calidad que justificarían su inclusión, tanto de un punto de vista técnico como de uno normativo.
Los IPM nacionales requieren generalmente que todos sus indicadores provengan de la misma fuente, es decir, a cada familia se le realiza una sola encuesta. En gran parte, fueron los aumentos en la calidad, la disponibilidad y la frecuencia de las encuestas a las familias que hicieron posible la medición de la pobreza multidimensional, en primer lugar.
Sin embargo, en este contexto no se puede dejar de enfatizar la importancia de contar con nuevos y mejores datos de encuestas acerca de las familias, así como tener técnicas innovadoras que combinen datos de fuentes externas, por ejemplo, la incorporación de datos geoespaciales sobre condiciones medioambientales.
* Este artículo actualiza otro escrito por Diego Zavaleta, titulado ¿Cuáles son las dimensiones y los indicadores más usados por los países en sus IPM nacionales? que se publicó en Dimensiones 2, en febrero de 2017.
Este artículo fue publicado en Dimensiones 11