Durante muchos años se argumentó que un aumento de los ingresos de las personas en situación de pobreza tendría un efecto positivo y casi automático en otros aspectos de su vida. Por lo tanto, se esperaría que los cambios en los niveles de pobreza monetaria de un país se movieran en el mismo sentido que analizando la pobreza en otras de sus facetas. Pero, en la práctica, ¿cómo se comparan los cambios en pobreza multidimensional en un país con los cambios en su pobreza monetaria? La respuesta depende del país en que se analiza esta pregunta.
Con base en datos de 27 países que redujeron su pobreza multidimensional, se puede concluir que no existe un patrón uniforme en los cambios absolutos de la incidencia de ésta y de la pobreza monetaria.
El gráfico siguiente muestra las variaciones significativas entre ambas tasas de cambio e, incluso, en la dirección de cambio de la incidencia en pobreza monetaria y multidimensional en algunos casos. Por ejemplo, países como Ruanda, Ghana, Bolivia, Nigeria, Haití y Lesoto redujeron la incidencia de la pobreza multidimensional mucho más rápidamente que la incidencia de la pobreza basada en la medida de US$ 1.90/por día. Lo contrario ocurrió en países como Níger, Indonesia y Namibia.
A su vez, Kenia, Benín y Zambia lograron reducir la pobreza multidimensional a pesar de registrar aumentos en pobreza monetaria. Estos resultados demuestran la relevancia de complementar las mediciones monetarias con mediciones multidimensionales. Si el progreso fuese medido únicamente por las reducciones de pobreza monetaria, Nepal, Níger, Camboya, Uganda e Indonesia serían considerados como los líderes en reducción de la pobreza, en ese orden respectivo, y los tremendos avances de Ruanda, Ghana, y Bolivia serían invisibles.
Foto: Alex Berger.