El acceso a la electricidad es un indicador crucial en la pobreza multidimensional, siendo uno de sus mejores predictores.
Estos son algunos de los resultados obtenidos en el estudio de OPHI denominado ‘Interlinkages Between Multidimensional Poverty and Electricity‘ [Interconexiones entre la pobreza multidimensional y la electricidad], el cual se llevó a cabo usando el IPM global de 2020.
Según el IPM global 2020 de OPHI-PNUD, de un total de 5.900 millones de personas en 107 países, 922 millones de ellas no tenían acceso a la luz cuando llegaba la noche, porque simplemente no tenían acceso a la electricidad.
De esos 922 millones de personas privadas de electricidad, 687 millones eran pobres multidimensionales. Lo anterior significa que de 1.300 millones de personas que pobres eran multidimensionales en los 107 países considerados en el IPM global, un 53% de ellas carecía de electricidad. En otras palabras, el 53% de los pobres multidimensionales no tienen luz.
Lo más sorprendente es que el 99% de las personas privadas de electricidad también se vieron privadas en al menos otro indicador de pobreza, lo que revela que la falta de electricidad va conectada con otras carencias.
Entre las personas privadas de electricidad, un 96% de ellas también estaban privadas en otro indicador relacionado con el uso de energía: no tenían combustible para cocinar, hecho que muestra las serias carencias relacionadas al acceso a la energía y su consumo.
Por otro lado, un 86% de las personas privadas de electricidad residen en viviendas precarias, construidas con materiales no mejorados. Un 83% de quienes no tienen acceso a la electricidad carecen de instalaciones sanitarias, se ven obligados a compartir baños con otras familias, o a utilizar baños no mejorados.
Si se piensa en el ciclo de la pobreza y en las vidas de hombres, mujeres, niños y niñas pobres, con frecuencia no se caracterizan por la falta de una sola cosa, ya sea dinero, alimentación, vivienda, educación, agua, o saneamiento.
Sus experiencias son un entramado de desventajas superpuestas o agrupadas que golpean a estas personas en forma simultánea.
Lo más sorprendente es que el 99% de las personas privadas de electricidad también se vieron privadas en al menos otro indicador de pobreza, lo que revela que la falta de electricidad va conectada con otras carencias.
Para romper el ciclo de la pobreza, el IPM ofrece una salida al dar estructura a los datos y al reconocer la situación real de personas pobres cuyas vidas se ven, como lo afirma el economista Amartya Sen, “simultáneamente maltratadas y disminuidas de muchas maneras”.
Este estudio ha puesto de relieve el hecho de que la electricidad es un elemento clave a la hora de abordar los diversos aspectos de la pobreza multidimensional que experimentan muchos de los pobres del mundo. Se necesita más investigación, tanto cuantitativa como cualitativa, para impulsar una programación y políticas públicas que sean eficaces. También se necesitan investigaciones para rastrear los cambios que se van produciendo en el tiempo por las intervenciones de programas de electrificación, poniendo especial atención a la secuenciación, las interconexiones y las diferentes vías que abordan la pobreza multidimensional.
Comentarios de Juan Manuel Santos, ex Presidente de Colombia, en el lanzamiento del Informe
“Es de sentido común. Las personas que tienen electricidad simplemente no la valoran. Imagínese qué haría si no contase con ella. Por lo tanto, es algo que realmente cambia la vida de muchas personas. Este informe muestra el efecto que tiene sobre el nivel de vida de las personas, especialmente el de las personas en situación de pobreza que quieren salir de ella… Aquí tenemos la oportunidad de enfrentar la pobreza mediante el Índice de Pobreza Multidimensional, al conocer las consecuencias derivadas de la pobreza energética, y, al mismo tiempo, saber cómo producir energía de una manera limpia y sostenible.”
Comentarios de Raj Shah, Presidente de la Fundación Rockefeller en la presentación del Informe
«Los datos y la información que esta investigación de Oxford nos revela son extremadamente importantes porque, en una economía moderna, cuando una persona no tiene acceso a la electricidad, no tiene la capacidad de mejorar significativamente su productividad laboral y tampoco de salir de la pobreza junto a otros miembros de su comunidad.
Cuando se tiene acceso a la electricidad hay una reducción de esas privaciones que atrapan a las personas en un ciclo de pobreza, y que hacen que les sea muy difícil mejorar sus condiciones básicas de vida. Para nosotros, en la Fundación Rockefeller, el hacer inversiones para abordar la pobreza energética, y hacerlo de una manera que considere tecnología de energías renovables, es una gran prioridad. Realmente creemos que es una de las mejores maneras de contribuir a la mejora de los niveles de vida en general, porque la electricidad aumenta nuestra calidad de vida, y el no contar con ella tiene serias repercusiones sobre la pobreza multidimensional.
El mundo necesita más estudios y análisis de este tipo, además de herramientas que ayuden a los líderes y responsables de la toma de decisiones para actuar de manera bien informada al momento de fijar prioridades. Hacerse cargo de la pobreza energética tiene que ser una prioridad muy, muy alta para aquellos que buscan construir un futuro más equitativo para su gente.
A fin de cuentas, esto es lo que tenemos que solucionar ya: tenemos que encontrar las mejores, las más eficaces y las más eficientes formas de invertir en una recuperación que realmente nos ayude a todos, y que especialmente se centre tanto en los pobres como en los semi-pobres, quienes son los más vulnerables.
Tengo la esperanza de que los líderes del FMI, los ministros de finanzas nacionales, y los responsables de la toma de decisiones en todo el mundo conozcan este Índice de Pobreza Multidimensional, vean la oportunidad, y digan: “Muy bien, este es el momento en que tenemos que recuperarnos con equidad”. En la Fundación, creemos que la mejor manera de hacerlo es a través de inversiones inmediatas a gran escala para la construcción de una infraestructura energética que marque la diferencia.»
(1) Las conclusiones compartidas en este artículo provienen de un Informe preparado por OPHI para la Fundación Rockefeller. OPHI expresa su agradecimiento por la oportunidad de examinar en profundidad un indicador clave de la pobreza multidimensional.
Este artículo fue publicado en Dimensiones 13