Para Michelle Muschett, Viceministra de Desarrollo Social de Panamá, el Índice de Pobreza Multidimensional nacional es el resultado del trabajo de un equipo técnico y político que honró la oportunidad de poner lo mejor de sus capacidades al servicio de una sociedad más justa socialmente, movidos por un auténtico sentido de solidaridad y respeto a la dignidad humana.
A partir del lunes 26 de junio de 2017, la República de Panamá cuenta con su primer Índice de Pobreza Multidimensional (IPM-PA), adoptado mediante decreto presidencial como instrumento de política pública y medida oficial de pobreza multidimensional a nivel nacional.
Para el Gobierno Nacional, el IPM-PA tiene el propósito de identificar y medir la incidencia e intensidad de las principales carencias o privaciones—no monetarias—que afectan el bienestar de los panameños, y emplearlas como criterio complementario a la medición de pobreza por ingreso, en la reorientación de la política social, para lograr una efectiva reducción de la pobreza, de modo integral.
Panamá manifestó su intención de adoptar un IPM nacional durante el septuagésimo período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, mismo período en el que el país se suscribe a la Agenda 2030 y la asume como pauta para el desarrollo nacional.
En mayo de 2016, el Gabinete Social, teniendo como invitados a John Hammock y Mónica Pinilla de OPHI, aprueba la hoja de ruta para la adopción del IPM-PA y se da inicio al proceso. La presencia de OPHI, más allá de dejar sentada su notable y conocida capacidad técnica, académica e intelectual como desarrolladores del IPM, dotó al proceso desde el inicio de esa mística que le es propia, la cual representa el verdadero motor que orienta sus decididos esfuerzos por reducir la pobreza arraigada en la experiencia y los valores del día a día de quienes la experimentan.
Uno de los primeros pasos dentro de esa hoja de ruta fue la creación de un comité técnico asesor, integrado por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), líder del proceso, en su calidad de rector de la política social y coordinador técnico del Gabinete Social; la Dirección de Análisis Económico y Social del Ministerio de Economía y Finanzas, encargada de las estimaciones y análisis de la data de pobreza y el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), responsable de la recolección de la data necesaria para la elaboración del IPM-PA. Este comité trabajó en estrecha coordinación con técnicos de alto nivel de todas las instituciones que integran el Gabinete Social, con el fin de proponer y someter para su aprobación las principales decisiones normativas a nivel de gobierno para la construcción del IPM-PA.
Detrás de cada número hay un ser humano, y para conectar con él y entender sus necesidades y aspiraciones, es indispensable “sentir más”
La vinculación entre los criterios técnicos del comité asesor y las decisiones tomadas por el Gabinete Social fue creando un sólido puente entre lo técnico y lo político. Esto, aparte de dar visibilidad al trabajo muchas veces anónimo de servidores públicos comprometidos con su misión, fue fortaleciendo una visión articulada e integrada del papel que las distintas instituciones del Estado debe jugar para impulsar el desarrollo humano de un país.
Pero el trabajo del equipo involucrado en el diseño y la construcción del IPM-PA fue mucho más allá de cumplir con eficiencia un rol técnico propio de los cargos de quienes lo integran. Sus acciones fueron guiadas por la convicción compartida de que una sociedad más humana y equilibrada socialmente es posible, y que cada uno de ellos, desde el rol que desempeñan, tienen algo que aportar para que esta convicción tome forma de realidad. Esto dotó al comité asesor de una cohesión especial que permitió que las diferencias de criterio encontrasen siempre una zona de convergencia por el simple hecho de compartir todos una misma visión: desarrollar una herramienta lo más cercana a la perfección dentro de sus limitantes, que permita la toma de decisiones clave para mejorar efectivamente la calidad de vida de quienes más lo necesitan. Contar con un IPM-PA dejó de ser un fin puramente técnico, para volverse un medio para un fin mucho mayor.
Las dimensiones e indicadores que hoy forman el IPM-PA son producto de una amplia consulta. Estos recogen las impresiones de académicos, economistas, servidores públicos, miembros de la sociedad civil y, lo más importante, el sentir de panameños y panameñas que viven en condiciones de pobreza a lo largo de todo el territorio. Participar de estas consultas, requirió que el equipo adaptase conceptos y metodologías altamente técnicos a un lenguaje que fuese el apropiado para conectar con las diferentes audiencias y obtener así su sincera retroalimentación, lo que fue creando un puente entre lo técnico y lo humano, el cual fortaleció aún más el sentido del trabajo que se avanzaba.
Este puente hizo posible que en los foros y talleres previos al lanzamiento del IPM-PA, dirigidos a socializar los resultados del índice con la sociedad civil, medios de comunicación, especialistas y servidores públicos, surgiese de modo espontáneo un verdadero interés de los participantes en poder sacar el máximo provecho como país de las oportunidades que abre el contar con un IPM-PA, reconociendo así que el combate a la pobreza es una tarea que nos corresponde a todos. Es precisamente en alianzas construidas desde ese sentido de humanidad que nos une, que descansará el verdadero aprovechamiento y sostenibilidad del IPM-PA.
Como manifestase el Presidente Juan Carlos Varela: avanzar de modo decisivo hacia un Panamá inclusivo, va mucho más allá de la información que un índice pueda arrojar; detrás de cada número hay un ser humano, y para conectar con él y entender sus necesidades y aspiraciones, es indispensable “sentir más”. Esta es la única manera en la que las decisiones técnicas, políticas o de cualquier índole, sean tomadas desde el puente que las conecte con nuestro lado más humano.
Hoy, que Panamá cuenta con su primer IPM-PA, puede afirmarse que sus resultados van mucho más allá de una robusta herramienta técnica orientadora de política pública; estos son el resultado del trabajo de un equipo técnico y político que, con profunda convicción, honró la oportunidad de poner lo mejor de sus capacidades al servicio de una sociedad más justa socialmente, movidos por un auténtico sentido de solidaridad y respeto a la dignidad humana.